El amor se relata en la
historia de diferentes formas, viniendo desde el lado romántico y químico,
religioso y psicológico. Sin embargo, hasta el momento nadie logra definirlo, si
no por el contrario describe sus características.
Por ejemplo, en la biblia
dice:
“El
amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; no hace
nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de
la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta”.[1]
Por otro lado, la mezcla de
las sustancias químicas en el cerebro asociada con los estímulos sexuales
cambia, aumenta dos estimulantes muy conocidas en la ciencia del amor:
“La
dopamina y la norepinefrina, y disminuye las de otra molécula, la serotonina,
sucumbiendo a todos los efectos”.[2]
Demostraciones científicas del comportamiento
del cerebro.
|
Convirtiendo las nuevas experiencias en
una atracción que distorsiona diversos comportamientos.
Así mismo, todas las drogas
están asociadas con la activación de la dopamina, lo que también se ha
comprobado que es la misma sustancia química que activa el cerebro cuando
alguien se siente enamorado, teniendo el riesgo de convertirse en un
dependiente afectivo:
“El
amor es una droga adictiva, una adicción positiva que provoca una feliz
dependencia cuando se es correspondido. Y una ansiedad triste y dolorosa cuando
es rechazado”.[3]
Es por ello que esta
patología es controlada como cualquier otra adicción, debido a la activación de
este químico en el cerebro.
Antiguamente el amor no se veía
influenciado por los medios de comunicación, sin embargo, ya existían
dependencias afectivas en las relaciones amorosas, que por desconocimiento no
eran tratadas clínicamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario